domingo, 6 de febrero de 2011

La forma del agua

El título suena a anuncio con Bruce Lee en blanco y negro... "Be water, my friend...". Y algo de eso hay. Porque Salvo Montalbano, Salvù para sus amigos de la Catania, sabe adaptarse. En esta aventura se adapta a ricos, a pobres, a corruptos, a mafiosos, a policías y políticos, a putas, a damas, a noches en blanco, a un amor en la distancia, a los guisos de su idolatrada Adelina, a cadáveres grotescos y a abogados despiadados.

Montalbano es, sin quererlo,  un seductor maduro, un detective maduro, un hombre en la madurez, en una tierra tan madura que guarda en su seno los huesos de griegos, cartagineses, romanos, bizantinos, normandos, catalanes y aragoneses, árabes, italianos, alemanes, británicos y americanos. De todos hay algo en Salvo y a ninguno se parece, mascullando en su dialecto. Y como siciliano, es maestro en la defensa y ágil como un alfil.

Me gusta la novela, que además tiene otra ventaja: es corta. Lo bueno, si breve....

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