miércoles, 30 de enero de 2013

La cuenta

“¡Papá eres un fósil tecnológico!”...Cuando una hija adolescente le dice a su padre algo tan cruel como esto, uno pasa primero por una etapa de profunda tristeza, que enjuga a base de botellines e insultos al árbitro de cualquier partido de fútbol que televisen, pero luego se enciende en tu interior esa llama de la rebeldía y decides que ante tu hija tú tienes que ser el mejor y que Bill Gates es un ceporro a tu lado, lo que pasa es que tu eres más de letras y nunca has querido competir con esos “cerebritos” por no dejarles mal.

Así que le pedí unas someras instrucciones, que siendo español no necesito que nadie me explique como funciona nada, que ya lo averiguo yo toqueteando, sobre como abrirme esa cuenta de correo que me mantendría conectado con ella en todo momento. La cara de mi hija era la definición gráfica de “escepticismo”. Pero como estaba en juego la recarga del móvil y la paga del sábado, se prestó a colaborar.

Me pregunta que donde quiero abrirme la cuenta. Le respondo que en el Banco Castor, que es donde siempre he tenido mis ahorros. Me da una colleja. Las cuentas de correo y las cuentas corrientes son cosas que nada tienen que ver, por lo que entiendo. Me ofrece varias posibilidades: en outluk, en tuenty, en feisbuk, en tuiter, en linquedín… Se asusta cuando levanto el crucifijo y grito “Vade retro, Satanás”. No está endemoniada y habla en arameo. Es que los sistemas de mensajería tienen esos nombres. Como de pasada, ya que me he enfangado en los barros del más profundo de los ridículos, le pregunto donde la tiene ella, para poder conectarnos. Me dice que en tuiter. Pues venga, en tuiter.

Hay que elegir un nombre. No parece difícil: Diógenes. Tampoco creo que haya más de dos o tres en el mundo. ¡Y una leche! Le das una patada a una lata en un solar y salen setenta y tres Diógenes. Pues “Diógenes 123”. Ya se le ha ocurrido a otro. “Diógenes Botijo”, por mi forma ergonómica. Tampoco, que ya hay otro Diógenes tripudo en la res. Después de cincuenta y tantas combinaciones, el único nombre disponible es “Lindaamapola1234”. ¡Ya les vale!. Transijo. Todo sea por mantener la autoridad paterna en el lugar que merece.

Ahora hay que subir una imagen. Yo quiero poner el Alcázar de Segovia, que parece que da empaque, pero mi hija opta por una foto mía de las Fiestas de Bustar de 1981. Estoy irreconocible, con veinte kilos menos, pantalones de globo y una camiseta de turista francés que como me acuerde de quien me la regaló le voy a rebanar el pescuezo.

Entre el nombre y la foto, sospecho que estoy a punto de convertirme en un icono gay de las redes sociales. Pero si he llegado hasta aquí…

Ahora tengo que elegir a cinco personas a las que seguir. Ante la mirada reprobadora de mi hija, deshecho mi primera selección: Scarlett Johanson, Megan Fox, su prima Samantha, Sabrina Salerno y Salma Hayek. Opto por algo intelectual, que seguro que impresiona a mi chiquitina: Marca, As, Mundo Deportivo, Diario Sport y la revista del Club Deportivo del Colegio del pequeño. Mi hija hace gestos de desesperación. Más, cuando me dice que ella va a seguirme y lo primero que hago es mirar para atrás.

Dos días después se borra como seguidora. Y no lo entiendo. Me tuiteo, nada de tratamiento de usted, con Mercería “Boceguillas”, Ortopedia “El suspensorio”, el Club “La almeja feliz”, que no sé a que se dedica, en mitad de una carretera general, la “Asociación de Podólogos de Denver” (a este no le entiendo nada de lo que pone, que está en inglés), el Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Tasajo” de Vancouver, las cheerleaders del “Atlético Mineiro” y todas las destilerías de whisky de Escocia, Irlanda y Palazuelos de Eresma.

Llego a la conclusión de que la paternidad es un ejercicio durísimo. Os tengo que dejar, que me entra un tuit de Carmen de Mairena, que seguro que es muy sustancioso. Lo que no entiendo es porque mi hija me esquiva cuando me ve y no quiere pasear conmigo por el barrio…

2 comentarios:

  1. Yo te seguiría gustosa en el tuiter si supiera como encontrarte, "Lindaamapola"... No obstante, tienes toda la razón del mundo. Los adolescentes nos consideran fósiles. Mi hija dice que tardo más en contestar "OK" en el guasap que en hacer una fabada asturiana. Es lo que tiene ser mayores...
    Un beso

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  2. Querido contemporáneo, entiendo perfecto de lo que hablas, el consuelo que nos queda es haber vivido nuestros tiempos sin tecnología pero lleno de emociones, lo que agradezco por que me permitió construir amistades sólidas y sobre todo REALES que no se borran con dar "clic" en el botón de eliminar.
    Saludos mexicanos.
    Lulú

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La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.