jueves, 10 de octubre de 2013

Amor en línea

Elsa de treinta y tres abriles se enamoró por Internet de Marcelo de cuarenta y ocho años. Sostenían una relación amorosa de tres años en los que la distancia no era impedimento para sentir y el respeto primaba  con un romántico ir y venir de poemas, dedicatorias de canciones, mil cosas. Todo tan perfecto que resultaba increíble. Se conocían interiormente tan bien que planes de viaje no se hicieron esperar, ramos de rosas con lindas postales, encargadas desde España hasta Colombia.
La familia estaba preocupada por la seriedad que la novia le imponía al asunto, hubo mucha sisaña y cuento con los fracasos y patéticos casos en los que mucha gente se ha visto involucrada en trata de blancas, experimentos para la ciencia, asesinatos en serie, en fin tantas cosas que a veces no se prevén y que entran por un oído y salen por el otro sin ninguna intención de acatar.
Aquella mañana decembrina todo estaba listo para la boda por poder pero Elsa quería ir más allá de su anhelado sueño. Compro un billete con anterioridad aprovechando una ganga. Decidió marchar dos horas antes para el aeropuerto de Cali, con teléfono en mano y dirección Madrileña se apuntalo  con destino a Barajas y el sueño de tocar, no solo la nieve y calentar sus pies frente a una chimenea con vino en mano la traían con la  cabeza loca. Nadie supo de aquello hasta que una llamada despertó a Marcelo, quien ante la desaparición de su amada, se había bebido el mundo para ahogar las penas. Aquel día todo le daba vueltas.
Ramón respondió de inmediato a la llamada, casi en un arrebatado presentimiento  y saliendo apresurado se dirigió al Aeropuerto. Ella le miro y sonrío, era el mismo hombre del que se había enamorado tiempo atrás, con su preciosa cara, rostro de ensueño, mirada franca y profunda, sonrisa retorcida. Se abrazaron, el recorrió su torneado trasero dentro del abrigo, su suave piel morena que contrastaba con el negro profundo de sus hermosos ojos, su cabello largo y brillante caía en cascadas sobre los hombros. El deseo se apodero de ambos que no esperaron llegar a casa para descubrir la verdad ante todos.


Atala Grimm

1 comentario:

  1. El deseo, ay, las ansias. ¿Por qué no? Para un encuentro todo vale, ejemplos mil. Instinto, necesidad, interés, supervivencia... Mira, es como en el reino animal, la hembra escoge al mejor macho para garantizar la supervivencia del cachorro, igual igual que jessica, la novi a de paquirrín, y que tantas otras. Hoy lo que asegura el éxito es la tela.
    Un abrazo, sigo siguiendo tus textos.
    Susana.

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