viernes, 22 de noviembre de 2013

El talón de Sansón

Desde que el mundo es mundo, es decir, desde que una mujer hizo pecar a un hombre y tuvo la consideración de condenarnos a una vida finita, se han contado las cosas como le ha dado la gana a no sabemos quién. Hoy la cuento como la veo yo. Trabajo cuidando a un anciano doce horas, no tengo contrato (cobro el paro) y he decidido cobrar un poco menos que la chica peruana que trabajaba antes porque necesito la pasta, la vida es muy injusta. Durante años hemos crecido creyendo en un Dios buena gente, que aunque a veces se “equivoca” y castiga en vida a los desheredados del mundo terrenal con la aspiración inequívoca de ser premiados con la vida eterna, otros, disfrutan del parnaso aquí en la Tierra, sin acertar a saber si lo harán después también en el otro paraíso. En esta mezcla de dioses, políticos y seres humanos, nos encontramos con una nueva especie sin peligro de extinción, la generación de jóvenes que pagarán nuestras pensiones. Seres inocentes y sin picardía, concienciados con la crisis en la que los han involucrado sus padres y los bancos, y que a pesar de creer que el talón de Aquiles es lo que no van a pagarle a Aquiles en el banco, de no saber si Dalila era la novia de Dalí, si a Sansón le cortó el pelo Ruper “te necesito” y si  Letizia, princesa y periodista, tiene algún parentesco con Cenicienta, crecen con la ilusión de ofrecer a sus padres la posibilidad de salir de la crisis fichando por el Madrid o haciendo carrera en Hollywood, terminando finalmente de colaboradores de Sálvame, hecho que les honra, pero no estaría de más, que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, supieran que Madrid es la capital de España, ese país democrático, con monarquía parlamentaria (no sabemos por cuánto tiempo), que pertenece a la C.E.E. y limita al norte con Francia y forma junto a Portugal la península ibérica, amén, claro está, de ser la selección campeona del mundo. He de decir a su favor que todos hemos colaborado en esta situación de caos y analfabetismo infantil y juvenil, a mí también me cuesta a veces saber si el PSOE es de centro izquierda, lateral derecho, juega de defensa o encaja todos los goles de su adversario y colega PP, con Mariano de árbitro. Lo único que nos faltaba era privatizar la educación, entonces que Dios nos pille confesados por el próximo Papa, si es que alguno se atreve a serlo. Pero, por encima de todo, tenemos que admitir que nuestros hijos saben más inglés que nunca gracias a Dora la exploradora y que son capaces de hallar por Internet los secretos de Noos; no en vano son adictos a una esponja amarilla y son capaces de memorizar el nombre de trece millones de pokemon. A estas alturas, no estoy segura de vivir en la desquiciada España o en la equilibrada Fondo de Biquini. Con tal panorama y viendo que esto no lo arregla ni Garzón, intento no caer en el desvarío del pesimismo que nos invade y voy a  salir a tomarme una caña con lo que me queda del paro, que como vivo en Granada, por lo menos la tapa me sale gratis.


Isabel Gamarra García

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