miércoles, 23 de abril de 2014

Carta del día siguiente al fin del mundo

Estoy haciéndome mayor a marchas forzadas. Es que sino no entiendo cómo me han podido engañar de esta manera. Yo estaba como un niño con calzoncillos nuevos, o quizás eran zapatos, no se, esperando a que se acabara este puto mundo. Había preparado para la ocasión una cena espectacular, la cámara con el trípode para hacer unas fotos de cómo se iba todo al carajo, vinos, cavas, licores, sexo, drogas, rock&roll, almaxs, omeprazoles…..todo a punto, todo. Entonces pasó lo que me temía. Que empezamos al revés. Primero los omeprazoles, después los almax, después drogas, alcohol, sexo….. total, una tajada de aquí te espero, y la cena ahí….enfriándose. Nos quedamos en un estado de coma, o punto profundo, hasta la mañana siguiente en la que se me abrió un ojo de manera espontánea. Lo primero que vio mi ojo fue una imagen borrosa y oscura en el cristal de la ventana, y pensé: mira, debe ser un pajarito del nuevo mundo! Entonces me puse las gafas y vi que no, que no era un pajarito, sino un calcetín que se le había caído a la vecina de arriba y que quedó enganchado en el cristal. Pero que mas da, pensé, es un calcetín del nuevo mundo! Este mundo nuevo donde todos seremos felices, y comeremos perdices, y ya no tendremos lombrices, ni varices, uy que me dices!, no me toques las narices, volverán las oscuras codornices, o quizás eran golondrices, bueno da igual. Y resulta que puse la tele en marcha, para ver la nueva programación del nuevo mundo y lo guapos y guapas que seriamos todos a partir de ahora. Ya no habría ningún gordo ni gorda, ni flaco ni flaca, ni nadie tendría granos en la cara, ni las uñas negras de rascarse los bajos, ni halitosis, y nadie se tiraría cuescos pestilentes en los ascensores justo antes de que entraras tu, y todo el mundo llevaría los pies limpios, y el metro no olería a sobaco…. En fin, que ya no quedarían guarros en el mundo. Pues no. Sabes a quién vi? Pues a Rajoy. Y yo que dije, coño!, si este es del mundo antiguo, qué hace aquí?, pero es que después me salió el Mas, y el Junqueras que estaba igual de gordo, y la Soraya, y el Montoro, y el Rubalcaba, aaargh! Entonces me miré al espejo y vi que tenia la misma barriga que antes, horror! Fue entonces cuando me di cuenta de que el mundo no había acabado y que seguía metido hasta las cejas en la misma mierda de siempre.
Entonces me deprimí. Y así sigo. Deprimido.


Jaime Sancho Roig

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