domingo, 28 de junio de 2015

TERUEL: RÍO MATARRAÑA Y RÍO MARTÍN (2/3)

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     Alejándonos un poco de éste, nuestra siguiente parada es La Fresneda, otro bello pueblo de buenas casas de piedra encalado en la ladera de un cerro. En su parte alta se encuentra la monumental iglesia con doble portada gemela, y por encima de ella los restos del castillo, cuya Torre del Homenaje ha sido restaurada como mirador. En la plaza del pueblo destaca su señorial ayuntamiento, rodeado de otros buenos edificios de sillería. La calle Mayor se puede recorrer entera por el soportal que la atraviesa, compuesto de arcos de distintas formas y tamaños.
   
     Volviendo de nuevo a la vera del Matarraña, llegamos a Mazaleón. Nos encontramos aquí con este bonito pueblo ubicado en el curso medio del río, en un valle más abierto, plagado de frutal y olivar. Subimos al cerro de San Cristóbal, situado a las afueras, para ver la gran ermita, cuya cúpula se adorna de teja-cerámica policromada, y los restos del poblado íbero, con sus carteles explicativos que nos ayudarán a comprender mejor lo que fue aquello. Además, de este alto tenemos buenas panorámicas.

     Abandonamos ahora la provincia de Teruel, y nos adentramos en la de Zaragoza, para llegar a Maella, otro pueblo de la ribera del Matarraña. En la parte alta se encuentra la iglesia de San Esteban, que tiene una grandísima espadaña, y están las ruinas de un castillo-palacio cuyas bodegas se conservan en buen estado y se pueden visitar.
   
     Desde estas alturas vemos sobresalir por encima del casco urbano una altísima torre. Es fácil pensar que se trata de una iglesia, pero nos sorprendemos al acercarnos para descubrir que se trata de la torre-reloj del ayuntamiento. Es preciosa, de distintos estilos arquitectónicos, con distinta planta (cuadrada, octogonal o circular) dependiendo del cuerpo, y de una altura enorme.

     Podemos terminar en Maella visitando la ermita de Santa Bárbara, desde donde tenemos hermosas vistas.
   
     Siguiendo el curso del Matarraña llegamos a Fabara, donde encontramos un mausoleo romano del siglo II, que es de los mejor conservados de toda España. También destaca el ayuntamiento con sus grandes arcos de medio punto, y la iglesia fortificada de San Juan Bautista.

     Continuamos nuestra ruta hasta Nonaspe, donde vemos su antiguo castillo reconvertido en ayuntamiento. En lo que era el patio de armas del castillo hay ahora una placita que hace de mirador sobre el Matarraña y su valle. Llama la atención cómo el río aquí, ya cerca de su desembocadura, todavía mantiene el color turquesa en sus aguas, igual que en su curso alto en los Puertos de Beceite.
   
     Nos situamos ahora en Fayón, donde el Matarraña vierte sus aguas al Ebro. Desde la ermita de la Virgen del Pilar, a las afueras del pueblo, hay extraordinarias vistas que comprenden muchos kilómetros del curso del Ebro, y la desembocadura del Matarraña, junto a la cual llama la atención la torre de la iglesia del antiguo pueblo de Fayón, que sobresale del nivel de las aguas del embalse de Ribaroja, bajo el que está sumergido.
   
     Nos alejamos definitivamente del Matarraña para visitar otro lugar donde el agua también es protagonista: Mequinenza. Situado en la desembocadura del río Segre en el Ebro, se trata de un pueblo cuya economía va muy unida a la práctica de deportes náuticos y a la pesca. El cercano embalse de Mequinenza es uno de los mejores lugares de Europa par la pesca del sirulo, lo que atrae a un gran número de aficionados españoles y extranjeros. La cultura del los deportes de vela y piraguismo queda patente en los puertos deportivos, clubs y graderíos para ver las competiciones que hay en la orilla del Segre, junto al casco urbano.
   
      Hay un precioso paseo que no debemos dejar de hacer. Se trata de recorrer el largo puente de 500 metros que cruza el Segre justo antes de su desembocadura en el Ebro. También podemos pasear por el arreglado camino que discurre junto a la orilla.

     En este mar de aguas, hay algo que llama la atención allá en lo alto de la montaña que está en el ángulo que forma el Ebro con el Segre: el castillo. Para poder verlo más de cerca debemos subir por la estrecha carretera que conduce hasta él, si bien hay que decir que es privado y no se puede visitar, y un vallado impide acercarse demasiado. Pero merece la pena subir para verlo aunque solo sea desde fuera, ya que es muy bueno. Además desde allí arriba podemos disfrutar de unas excelentes vistas panorámicas de Mequinenza, la desembocadura del Segre en el Ebro y de toda la comarca.
   
      El embalse de Mequinenza es enorme, y abarca desde aquí hasta Caspe, encontrando, en la carretera que une ambas localidades, infinidad de accesos a puestos de pesca y embarcaderos. Uno de éstos es el que encontramos a las afueras de Caspe, con su muelle, un lugar de mucha tranquilidad que mira a poniente, ideal para ver buenos atardeceres reflejados en el agua.

     Entrando en el pueblo encontramos bonitos rincones como la Plaza de España, donde se encuentra el ayuntamiento, la Plaza del Compromiso, con la iglesia de Santa María la Mayor, o la Torre de Salamanca, pequeña pero hermosa construcción defensiva.



EL RURAL

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